martes, 7 de junio de 2016

Buscar al alma nos irradia el espiritu.


En todos los movimientos eurítmicos tenemos – como en doquier en el hombre – reunidas las tres cualidades del pensar, sentir y querer. Guardan consonancia. La intensificación de una de ellas, o la relación reciproca de las tres cualidades entre sí, estipula la calidad expresiva del movimiento.
Contemplemos un ejercicio eurítmico básico.
Según leyes geométricas, la figura es ordenada en séxtuple modo:
  1. Los brazos horizontales a la altura de los hombros
  2. Los brazos a la altura de la laringe
  3. Los brazos a la altura del corazón
  4. Cruzar la punta de los dedos de las manos y las puntas de los dedos de los pies, de modo tal que se genere una figura símil-cuadrada.
  5. Los brazos forman una tangente sobre la cabeza
  6. Los brazos elevados paralela y verticalmente hacia arriba, de modo tal que se genera un muy estrecho rectángulo
Steiner tomó este ejercicio del siglo 15 (anotado en Agrippa von Nettesheim) y lo introdujo en la euritmia. Inicialmente permaneció durante algún tiempo en las posturas meramente geométricas del cuerpo. Luego empero a este ejercicio medieval, lo convirtió en un ejercicio moderno, ciertamente redimió la figura rígida. A cada una de las posiciones le otorgó su referencia al hombre, pronunciando una oración desde cada posición:

Yo pienso la palabra
Yo hablo
Yo he hablado
Yo me busco en el espíritu
Yo me siento en mí
Yo estoy en el camino del espíritu hacia mí

¡Cuán diferente es el ejercicio ahora! A los movimientos de mis miembros adhiero claros pensamientos – o conduzco al pensamiento, introduciéndolo al movimiento volitivo.
Recién ahora se genera el conjunto del pensar, sentir y querer, se produce una sensación cálida y luminosa, casi un bienestar, a partir del ejercicio que anteriormente era frio.
De una manera diferente podemos estudiar la relación de la actividad del pensar y de la voluntad en el ejercicio eurítmico primario y básico
BUSCAMOS AL ALMA NOS IRRADIA EL ESPÍRITU

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